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El por qué de nuestro nombre"francistico"

La persona de francisco de Asís siempre es motivo para la búsqueda de la reflexión, la paz, el bien, la tolerancia y otros valores correspondientes a esta espiritualidad. El blog se te ofrece sin distingos ni discriminaciones religiosas, políticas, étnicas y otras. Es para todos y todas. francistico es el paso en construcción de una andadura del pobrecillo de Asís desde nuestro suelo costarricense. Ven caminemos juntos, marcando pasos y dejando huellas de un caminar franciscano a lo"tico".


Las páginas sugeridas como material para consultar no siempre corresponden al criterio de este autor. Ellas son instrumentos para propiciar el debate y la reflexión; de manera que puedas aportar tus opiniones y reflexiones; permitiéndo la profundización de cada tema abordado.



En las siguientes imágenes se representan temas por exponer...¿cuál será tu aporte?

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enero 17, 2010

EL MESIANISMO DE JESUS. EVANGEILIO Y EVANGELIZAR.



El mesianismo de Jesús está en estrecha interrelación con el Evangelio, el término evangelizar y la imágenes manifiestas de Jesús como Mesías. Jesús es Evangelio en cuanto que es Mesías que proclama el Reino y el ser Hijo de Dios. El término evangelizar, como concepto teológico técnico, procedente de la teología de Isaías II, se le aplicó a Jesús y, siguiendo esta aplicación la Iglesia primitiva, se le atribuyó a Jesús y a su obra con el sustantivo evangelio; de manera que situando a Marcos en este contexto, hace que el título Evangelio sea el centro de su obra.

Siempre del contexto de Isaías, el evangelizador será el heraldo de Yahvé que proclama su venida como rey para salvar y traer la paz; la fuerza de su pregón proviene del que le envía, que en este caso es Dios. Así su evangelizar es palabra poderosa y eficaz, que no falla y realiza su contenido, con carácter escatológico; donde el evangelizador anuncia el futuro reinado de Dios, la salvación y la paz. Y con el mismo hecho de anunciarlo, comienza a crearlo y hacerlo presente.

Jesús se presentó como el evangelizador, actuó con conciencia de profeta escatológico, vinculado a Dios de forma especial y única. Aunque se discuta si usó la palabra evangelio, su obra era evangelio porque como evangelizador, proclamaba y realizaba el objeto de evangelizar, que era la alegre noticia del Reino de Dios, de paz y de salvación, ya presente en forma oculta.

Evangelio es Jesús, muerto y resucitado (I Cor 1,17; 9,16) y consiste en proclamar a Jesús, en quien se cumplen las promesas contenidas en las Escrituras (Hech 5,42).


Marcos se sitúa, desde la transposición de la Iglesia apostólica y expresa que Jesús proclamó la alegre noticia del Reino de Dios, que la Iglesia proclama como alegre noticia de Jesús. Su teología sobre Galilea está en la misma línea kerigmática: Jesús resucitado actúa en toda proclamación en las mismas condiciones en que actuó en Galilea, en la debilidad, incomprensión y fracaso aparente, como medio eficaz de ofrecer la salvación a toda persona humana. El evangelista presenta la revelación de Jesús, Mesías e Hijo de Dios como epifanía oculta, revelación que no obliga al asentimiento, respetando la libertad del hombre y permitiendo reacciones contrarias (Mc 3,22).


La misión de Jesús es la del siervo de Yahvé, desde el bautismo hasta la cruz. El Padre le unge con su Espíritu Santo desde el bautismo como Mesías-Hijo y en la transformación confirma esta esta filiación(Mc 1,11). En Marcos, Jesús ha sido consciente de ser el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento, aceptó la confesión de su mesianidad al contestar la interpelación del Sumo sacerdorte (Mc 14,61 s), y ha ido a la muerte precisamente por lo mismo.

Días antes Jesús había entrado a la ciudad de Jerusalén como Mesías (Mc 11,1-10), se confesó como tal ante la pregunta del Bautista por su mesianidad, remitiendo como prueba al carácter de su actuación, en la que se veían cumplidas las profescías del Antiguo Testamento. La mesianidad de Jesús no concuerda con la idea general judía y por eso se designa a sí mismo con el título de "Hijo del hombre". Este testimonio sobre su mesianidad es determinado por su contenido. Jesús se sabe como Mesías, enviado por Dios y unido en su actuación. En general y en particular, la voluntad del Padre y la instrucción del pueblo en parábolas sin la interpretación de ellas se reserva a los discípulos (Mc 4,10-12). De esta decisión divina habla Jesús determinando su pasión y muerte (Mc 8,31), cuya voluntad divina está consignada en la Escritura, en el Antiguo Testamento (Mc 9,12; 14,21.27.49).

Jesús tiene conciencia de ser el siervo sufriente de Dios de Is 53 (Mc 10, 45) y, esta figura de pasión se mezcla con el testimonio sobre sí con la figura de gloria del Hijo del hombre de Daniel, de tal manera que la pasión y la humillación son una parte de su función mesiánica.

Consecuentemente, Jesús no sólo será el Mesías futuro, el destinado para Mesías; sino que lo es ya entonces, durante su existencia terrena.

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