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El por qué de nuestro nombre"francistico"

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Las páginas sugeridas como material para consultar no siempre corresponden al criterio de este autor. Ellas son instrumentos para propiciar el debate y la reflexión; de manera que puedas aportar tus opiniones y reflexiones; permitiéndo la profundización de cada tema abordado.



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febrero 13, 2010

PERCEPCIÓN DEL LIDERAZGO FEMENINO A PARTIR DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISITIANAS

Introducción


Determinar el liderazgo femenino dentro de cada contexto histórico y cultural en que se desarrolló es sumamente importante; como necesaria es su integración en cada uno de ellos para su comprensión. De ahí que Palestina y el territorio comprendido por el territorio romano y fuera de él se constituyen en dos de esas áreas. Una de las limitaciones para la realización de la investigación correspondiente a este tema lo fue la diversidad de corrientes a favor, en contra o moderadas y relacionadas con la participación y emancipación actual de la mujer; puesto que parecía muy notoria en determinados casos la influencia ideológica de algunos autores.


Comienzo y desarrollo.
 
El movimiento de Jesús inciado en Galilea se extendió a Jerusalén. Los judíos creyentes en Jesús contribuyeron con la propagación del anuncio de la Buena Nueva hacia el año 42 con la persecusión desatada por Herodes Agripa. Una masiva entrada de paganos se da en las comunidades cristianas, proveniente del mundo grecorromano. Grandes centros del imperio romano, incluida Roma es alcanzada por el Evangelio. El sentimiento antirromano del pueblo judío es acentuado por el decreto de Calígula en el 39 y la instalación del poder en Cesarea, acentuando movimientos mesiánicos nacionalistas. El cambio de la situación política repercutirá en las comunidades cristianas judías, dificultando la convivencia; aunque se fortalece la tendencia de los seguidores de las tradiciones judías y la ley mosaica por ser sus integrantes judíos. Sin embargo este grupo, junto a los "hermanos de Jesús" y a Santiago, comienza a evadir el contacto con los extranjeros (Cf. Ga 2,11 ss). Por otra parte, el anuncio de la Buena Nueva como misión fuera de Palestina es en parte consecuencia de la persecusión de Herodes (Hch 12, 1-13) y de los seguidores de la tendencia de Esteban; Bernabé y Pablo inician la propagación fuera del ámbito palestinense. Se va configurando la proyección....En Oriente: de Palestina y su mundo rural surgen y se organizan en torno a las sinagogas comunidades cristianas. Y fuera de Palestina: Asia Menor (Occidente, Grecia e Italia y el mundo cosmopolita de la cultura griega), desde las casas (oikos) de las grandes ciudades y alrededores, se organizan las comunidades cristianas. Desde estos ámbitos geográficos y culturales puede comprenderse el liderazgo femenino.
Según algunos autores, las mujeres ejercieron la diaconía diaria al recibir el Espíritu Santo y los dones proféticos (Hch 2,1-4. 17-18.21,9.10); sufriendo la primera persecusión en Jerusalén, siendo dispersadas por Judea y Samaria. Además profetizaron (Ejemplo: las hijas del Felipe el evangelista). Consecuentemente, mediante mujeres valerosas y capaces que testimoniban fielmente su fe en Cristo resucitaddo, se da también el crecimiento de la Iglesia. (1).
Con su intervención, participación, trabajo y sacrificio, las mujeres contribuyeron a "dar a conocer la buena nueva", a "acoger y reunir a los cristianos" y "manifestar en las comunidades cristianas los dones del Espíritu".(2).
Dos apreciaciones teológicas parecen fundamentar y ubicar el liderazgo femenino en las comunidades cristianas: una refuerza el patriarcado y la otra pretende rescatar la dignidad e iguldad de la mujer con relación al varón que, según su entorno, le permitía expresarse libremente por encima de roles sociales y apropiamiento de su protagonismo.
Algunos autores indican que Gn 1,26-28 fundamenta que el ser humano, expresado en ambos sexos (varón y mujer) es imagen de Dios (percibido en la sociedad patriarcal como bondadoso, y poderoso); que es desvirtuado en Gn 3,16-18 "el diseño primigenio de compañerismo y cooperación", propiciando la dominación del hombre sobre la mujer, acompañada del "sufrimiento constante para ambos en su lucha por la sobrevivencia". Lo que quiere decir es que la sujeción "no es innato en los seres humanos, o propio de la sociedad humana", por lo que la dominación del varón sobre la mujer "surgió cuando los seres humanos se alejaron del Dios que los creó para que gozaran de la vida como compañeros". Un doble juego se vislumbra en los escritos neotestamentarios... las cartas usarán códigos domésticos de ideología patriarcal para resolver situaciones y circunstancias reales, excluyendo a las mujeres del liderazgo, como se ve en 1Tm 2,8-12 y, acudiendo acudiendo al "modelo de liderazgo de acuerdo a los principios heredados de Jesús"en otros momentos (3).
Los escritos bíblicos también muestran y promueven la igualdad y libertad de las personas. De esta manera se puede entender que "seguir la trayectoria establecida por Jesús" es la clave para entender el liderazgo femenino (4). Como proyección de las primeras comunidades cristianas en el siglo XX, el documento Familiaris Consortio, No.23, dice que "por la diversa vocación del hombre y de la mujer" se "debe promover en la medida de los posible en su msima vida su igualdad de derechos y de dignidad; de la familia, de la sociedad y de la Iglesia" y el No. 24 que"Desgraciadamente el mensaje cristiano sobre la dignidadad de la mujer halla oposición en la persisntente mentalidad que considera al ser humano no como persona, sino como cosa, como objeto de compraventa al servicio del interés egoísta y del solo placer; la primera víctima de tal mentalidad es la mujer". El Documento de Santo Domingo No.104 indica que "En Cristo, plenitud de los tiempos, la igualdad y complentariedad, conque el hombre y la mujer fueron creados (Cf. Gn 1,27) se hace posible, "ya no hay hombre ni mujer, yq que todos somos un o en Cristo (Gal 3,26-29). Jesús acogió a las mujeres, les devolvió su dignidad y les confió después de su resurrección la misión de anunciarlo".
Suznne Tunc indica que la idea de la inferioridad femenina se fundamenta "en la inerpretación rabínica tardía y parcial de Gn 2-3, donde aparece que Eva sería creada "para el varón", olvidándose que Gn 1,27 canta la Creación de hombre "varón y mujer"; citando a Mt 9,5, la autora señala que Jesús aludirá a Gn 2 en su parte positiva: "abandonará el varón a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne", para ella "Pablo es el responsable de retomar la interpretación desfavorable a la mujer" y de establecer "una jerarquía Cristo/varón/mujer en el paralelo a Dios/Cristo/hombre...,¡ a la vez que reconocía a la mujer el derecho a profetizar - a condición de mantener porte decente (el famoso "velo") para no deshonrar a su marido, su "cabeza"(1Cor 11) - y había proclamado la igualdad de varones y mujeres en Cristo (Gal 3,28). Apoyándose en el Talmud, dice que " mejor habría hecho en seguir más de cerca a su maestro, el célebre Gamaliel, que no aprobaba que se interpretara el Génesis en contra de la mujer" (5). La vida comunitaria y las acciones de servicio rompieron con estructuras vigentes en determinados momentos históricos, pasando del repliegue de la ley y olvido del otro, a la construcción y valoración de la persona y las sociedades, mediante la koinonía y la diakonía.
Desde los Padres de la Iglesia a nuestro tiempo.

Los Padres de la Iglesia citan como "apostol de los apóstoles" a mujeres líderes, entre ellas a María Magdalena, desde los tiempos de Jesús, citada en los Evangelios y otros documentos. Entonces surge el plantearse: ¿Qué autoridad le confiere autoridad como apóstol?; pues la tradición indica que desde los inicios se aceptaba que todo miembro de la comunidad cristiana, solo por ser seguidor de Jesús y de ella misma, tenía el deber de anunciar el Evangelio, realizar obras derivadas de la práctica de sus creencias dando testimonio (siendo testigo), por el hecho de estar incorporado a la Iglesia por el bautismo. La aceptación de principios provenientes y fundamentados en la persona de Jesús y su mensaje permitió la integración consensuada de ellos y la cohesión en identificación del grupo dentro del marco geográfico y cultural al que pertenecían. La determinación de los servicios establecidos en y para la comunidad cristiana son importantes porque dependiendo de la ubicación de la comunidad adquieren interpretaciones diferentes los términos relacionados con "puestos" o "servicios"; a la vez que dificulta determinar un significado preciso ante el ir y venir de los intereses de algunos investigadores que, aunque hacen esfuerzos meritorios por valorar la imagen y dignidad de la mujer, podrían eclipsar elementos para una mejor aproximación y comprensión apreciación más justa del liderazgo femenino dentro de las comunidades cristianas, relacionado con las interrelacliones entre los miembros de la comunidad y su medio.

Algunos autores, entre ellos Chris Schend, SCJ (teóloga y religiosa), sostienen como prueba que "las mujeres en las comunidades paulinas fueron llamadas y elegidas por su liderazgo y discipulado", mencionando tres dificultades pastorales para el entendimiento del rol actual de la mujer en la Iglesia, fundamentándose en el liderazgo de las primeras comunidades cristianas y en lo dicho por el Vaticano (Ordinatio sacerdotalis. Juan Pablo II) sobre la no ordenación de las mujeres; indicando que: 1."no coinciden con el testimonio bíblico de Jesús y la historia de la Iglesia primitiva", antes bien, "contradicen los descubrimientos de la Comisión Bíblica del mismo Vaticano, que, en 1976, no descubrió ninguna prueba que prohibe la ordenación de la mujer". 2. "Si la mujer no es la imagen de Cristo: ¿Por qué nos bautizan?. 3. De orden pastoral: "La creencia presentada por el Vaticano ha llevado a algunos hombres y mujeres a concluir que Jesús era machista. Como no pudieron aceptar este escándalo, algunas familias han dejado la Iglesia en busca de otras tradiciones que enseñan a sus hijos e hijas el respeto pleno a la dignidad de la mujer".

FutureChurch acentúa que la contextualización histórica y cultural permite visualizar la situación del liderazgo femenino en sintonía con la influencia de corrientes e ideas filosóficas y el poder político propiciando su comprensión, diciendo que: "Al final del primer siglo del cristianismo, el liderazgo de las mujeres comenzó a encontrar oposición": la mujer se debe dejar instruir en silencio con toda sumisión. No tolero que la mujer enseñe, ni que se tome autoridad sobre el marido; que esté callada (...)"(1Tm).

No obstante las líderes feministas florecieron junto con los líderes masculinos en las iglesias Montanistas y Valentinianas ortodoxas e igualitarias del Asia Menor hasta el siglo IV, cuando fueron suprimidas de estos roles; cuando Constantino utilizó el cristianismo para unificar el imperio romano que estaba por desmoronarse. Fue domesticado el apostolado inclusivo y carismático de igualdad que había contribuído al crecimiento del mismo cristianismo, haciendo resurgir comunidades religiosas de tradición del catolicismo durante 2000 años. Desde los tiempos de Jesús hasta los nuestros, las culturas eran patriarcales; las mujeres estaban subordinadas a su padres primero, y luego a sus maridos. No obstante, su condición socioeconómica, conforme con al grado de derechos civiles y hereditarios asignados a ellas por cada cultura mediterránea... variaba significativamente.

No se puede hablar en el siglo I de la existencia de un ministerio ordenado como lo entendemos hoy día. Algunos autores se refieren a la imposición de manos como elemento constituyente de la transmisión de cargo y no tanto como de transmisión de autoridad con subordinación, como en el caso de los presbítero hacia los obispos; puesto que esta situación se remonta hacia los siglos II-III, con la desaparición de los apóstoles y los comienzos de la jerarquización subordinada entre diáconos, presbíteros y obispos. En otras palabras: Las funciones no se aprecian con claridad.

Elsa Tamez y El Equipo Eucaristía coinciden, según el libro de los Hechos de los apóstoles y las cartas pastorales, especialmente 1Tm 3, 2, en que las palabras "episkopos" traducidas por algunas versiones como obispo, no corresponde a lo que hoy se entiende como persona jefe de está por encima de la clero y por la cual la comunidad debe obedecer. La palabra obispo venida del latín ("episkipous", término literal traducido del griego significa "supervisior", "protector", "guardian", "vigilante". Tamez establece que la función era ser "supervisores y vigilantes" y, conjuntamente con Elizabeth Castelli señala que "las mujeres tenían el mismo oficio de diácono. La utilización de asimismo (osautos) en señal que se refiere al mismo cargo ocupado por varones, aún cuando las personas eran mujeres. Cf. 1Tim 3,8-12; Rm 16,1)". Además de servidores, los diáconos no se ocupaban de ser simples auxiliares, puesto que también predicaban, evangelizaban y enseñaban, como lo fue el caso de Esteban, Felipe y Febe.

El Equipo Eucaristía, refiriéndose a los obispos, manifiesta que la comunidad los eligía o destituía, que su elección era acompañada de la imposición de manos con oración, sin constar que fuera reservada la presidencia de la eucaristía a ellos de forma exclusiva, así como el poder de perdonar los pecados o la exclusión o admisión de otros a la comunión fraterna; tal imposición adquiría el significado de "recibir"un carisma que permitía hacer ciertas cosas en la Iglesia, legítima y "válidamente".


Desde el episcopado monarquico y la lucha contra el gnosticismo.


El episcopado monarquico se introduce en el siglo II, conjuntamente con la lucha contra el gnosticismo, fundamentándo y legitimando la sucesión apostólica, el magisterio de los obispos y su autoridad. Se institucionaliza la Iglesia y sus ministerios. De la Iglesia fraternidad ("doméstica") se pasa a la Iglesia institucionalizada y los sacramentos y el ministerio eclesiástico se sacraliza; y pasa a llamarse "sagrado ministerio". Probablemente esta transición contribuyó en la comunidad cristiana a que el liderazgo femenino se viera opacado e infravalorado por la apropición y reafirmación del modelo patriarcal del siglo I, de los elementos de la cultura grecorromana internalizados y externalizados en las acciones intra y extra eclesiales.

José Godoy López, Pepe Rodríguez y Karen Jo Torgesen indican que " mientras el cristianismo se mantuvo en la esfera privada, el protagonismo de la mujer fue claro e indiscutible. A partir de Constantino y, sobre todo, cuando el cristianismo se convierte en Religión del Imperio en la mitad del Siglo IV, se produce una inversión de valores. Desde el momento en que el cristianismo penetra en la esfera pública, los dirigentes varones empezaron a exigir de las mujeres la misma sumisióin que les era impuesta generalmente en la sociedad grecorromana" (6).
Altos dignatarios de la Iglesia, a partir del año 313, se convierten en autoridades del imperio romano; gradualmente las jerarquías eclesiásticas se convierten en una institución de poder ligadas al emperador y a su administración imperial. Por otra parte, las iglesias (comunidades cristianas) guardaban ciertas diferencias unas con otras, se percibía su hetereogenidad y diversidad, su dinamismo histórico y social. "En realidad las leyes variaban de un lugar a otro; no olvidemos las grandes distancias que había que recorrer en aquellos tiempos para comunicarse, de modo que las decisiones de una iglesia local tardaban tal vez años en llegar a oídos de las otras iglesias. o era raro que, a pesar de las indicaciones de los concilios y de la preferencia popular del pueblo por los sacerdotes célibes, algunos tomasen mujer; en muchas de las iglesias esto era motivo suficiente para impedir que un diácono o sacerdote fuera ordenado obispo u ocupara un puesto de cierta importancia", según lo señala Miguel Ángel Fuentes (7). De lo anterior se desprende que del orden ministerial participaba tanto un soltero como un casado.
Sobre la relación del liderzgo femenino a comienzos del cristianismo es hoy día muy numerosa la información que se posee; conjuntamente con las dificultades afrontadas por la Iglesia Católica, en la que tanto varones como mujeres asumieron en la comunidad eclesial y su entorno sociocultural su papel protagónico. Posteriormente se fue asentuando la anulación de la participación femenina en determinados servicios y ministerios, así lo expresa el Canon 44, Concilio de Laodicea (entre A.D (343/381):"Que la mujer no debe acercarse al altar"(Cf. The Faith of the Early Fathers (La fe de los Primeros Padres), volumen 1, William A. Jurgens, p. 317).
En su novena carta a los obispos de Lucania (capítulo 26), el Papa Gelasius condenó la mala práctica que estaba siendo introducida de mujeres sirviendo al sacerdote en la celebración de la Misa. La participación femenina se miraba como abuso que se había extendido a los griegos; así lo indicó el Papa Inocente IV, de manera estricta, mediante carta al obispo de Tusculum, diciendo que: "Las mujeres no se atreverán a servir en el altar, completamente deberán ser rehusadas de este ministerio". El 26 de junio de 1755, en la Encíclica Allatae Sunt, el Papa Benedicto XIV lo ratifica.
Conclusión.
Compartiendo las reflexiones de la Comsión Teológica Internacional, reunida en Roma del 6 al 8 de octubre de 1969, en la Tesis V, se puede decir que : 1. En los orígenes de la Iglesia: "Ha de reconocerse el hecho de que las estructuras ministeriales conocieron un desarrrollo cuyo término puede situarse hacia la mitada del siglo II. El examen de los textos del Nuevo Testamento no nos permite establecer con precisión este proceso, ni trazar sus etapas con exactitud. Este hecho no se debe solamente al carácter lacunario de los datos neotestamentarios, sino también a otra realidad: este desarrollo no siguió idéntica línea en todas partes. Además la rapidez de la cristalización de las estructuras tampoco fue en todas partes la misma". Con lo que se reconoce que la existencia en las primeras comunidades cristianas emergió del dinamismo histórico en interrelación recíproca para satisfacer las necesidades de sus miembros con el medio socio cultural; ratificando una posible "estructura apostólica" con "elementos estructurales", la "reconstitución del camino recorrido desde los Apóstoles hasta la situación descrita en las cartas de San Ignacio de Antioquía o, si se prefiere de la Tradición Apostólica de San Hipólito de Roma.
Con relación a lo abordado hasta ahora, se desprende que la desvaloración del liderazgo femenino, con la relación de igualdad respecto al varón, gravita en las bases que justifican la su posición en el ejercicio del ministerio sacerdotal u ordenado y con relación a él, por lo que la mujer fue quedando en desventaja notoria en lo referente a la participación y ejercicio del poder.
Negar el liderazgo y la participación de la mujer en el impulso de la evangelización de las primeras comunidades cristianas es desmeritar su quehacer, su aporte en el desarrollo de la Iglesia y del anuncio de la Buena Nueva de Jesús. Un histórico y alto precio fue pagado... un silencio de escaso reconocimiento que antepone, a la manera del mensaje de Cristo, el poder y la fama con la humildad de un servicio pocas veces valorado y desinteresado; es quizás el lavado de los pies en versión femenina de quien en la última cena se dignó a ratificar que toda autoridad y liderazgo ha de fundamentarse en el servicio desinterasado (Jn 13, 6-16) y por qué no decirlo, con relación al varón: el eclipsamiento del liderazgo femenino es y será (metafóricamente hablando) un grito y llamado de Cristo para ejercer diferentemente el liderazgo en la historia.
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Fuentes bibliográficas y otros.
1. Cf. Elsa Tamez. Luchas de poder en los orígenes del cristianismo. Un estudio de la primera carta a Timoteo. DEI. San José, Costa Rica. 2004.
2. Cf. AAVV. El ministerio y los ministerios según el Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad. Madri, 1975. p.467.
3. E. Tamez. op. cit. pp. 82-83.
.Equipo Eucaristía. Para una enseñanza crítica de la Religión. 2. La Iglesia. 4ta. Ed. Verbo Divino. España, 1980. pp.48-49.
4. Cf. Irene Foulkes. Cómo leer la Biblia desde la perspectiva de género. Universidad Bíblica Latinoamericana. A:/ 2.htm.
5. En Suzane Tunc. También las mujeres seguían a Jesús. Sal Térrea. Presencia teológica. España, 1999. pp. 130-131.
. En FuureChurch 2001-2005. http://www.moceop.net/andres/revistas/N 90 91/iglesia-participativa 90. htm.
6. En José Uriel Patiño F. Historia de la Iglesia. Tomo 1. Colección historia. DEI. Santa Fe de Bogotá, 1993. pp.48-57.
7. E. Tamez. Op. cit. pp. 156-159.
. Elizabeth Castelli, "Romans", en Elisabeth Schüssler Fiorenza. Searchin the Scriptures. A Feminist Comentary. Vol. 2. New York: Crossroad Publishing Co., 1994. 277s.
. Tomás Parra Sánchez. Conocer la Biblia. Comunidades proféticas en camino. No.6. 2da. Ed. Ediciones Dabar. 1993. pp.24-25.
.P. Miguel Ángel Fuentes, IVE. La ordenación sacerdotal de las mujeres:¿Por qué no?. Encuentra. com.
. Juan Carlos Sack, SE. Sobre la disciplina eclesiástica del celibato sacerdotal. Encuentra.com.






























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